miércoles, 21 de septiembre de 2011

Mil años

Porque así este pesar, porque no encierro la noche en su propia oscuridad
Porque no se de horas de sitios algo mas pacientes
Porque desconfío tanto de un día con tanta noche
Porque la desconfianza trae la noche tan temprano
Porque el tiempo me muestra las dudas de que sea el tiempo
Porque calla tanto cuando le imploro que grite
Porque sospecho tanto que tanto tendrá que ser
Y mientras tanto no es nada más que tiempo inalcanzable y externo
Siento esas perras que me miran ocultando sus caras, porque no las merezco
Siento el desprecio cuando las busco, cuando suplico alguna palabra
Ese resto de alguna cosa que me diga que juega conmigo,
al menos a alguno de los juegos
Las hojas pueden dormir doscientos años que nada va a pasar
Pero el tiempo de esas hojas destruye todos mis tiempos, y pasa todo
Su reposo me acaricia dolorosamente para que permanezca tieso, apartado
Tengo heridas que si las busco se me cierran
Diamantes apagados y dolorosos y ocultos a su dolor
Placeres amarillos por el mal uso de los días de espaldas al río
El río que se aburre. Y se olvida de que es río.
Después de tantos que sean no hay nada mas que lo que no pudo ser
Después de esas calles que fueron no habita ni una huella del hoy
Porque todo es de un pasado que ni una vez supo su presente
Porque caminó, y caminó y caminó. Y nunca se detuvo en ningún lado
No hay nadie. Caminos de películas viejas que ni quiero ver.
Imágenes en la pantalla del cine que se pueden ver sin entrar a la sala
Todo hoy se ve de afuera, como si hubieran pasado mil años…

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