sábado, 18 de diciembre de 2010

Anda circulando por Facebook, llaman a pegarlo en “el muro”

“YO TB QUIERO UNA VIVIENDA DIGNA PROPIA, YO TB QUIERO QUE ME ALIMENTE EL ESTADO, YO TB QUIERO UN PLAN TRABAJAR SIN TRABAJAR POR ÉL, YO TB QUIERO UN PLAN JEFES Y JEFAS DE HOGAR POR IR A BLOQUEAR CALLES, YO TB QUIERO EVADIR IMPUESTOS, YO TB QUIERO UN LUGAR EN CAPITAL CERCA DE TODO EN LO POSIBLE EN UNA PLAZA PARA MAS COMODO...”

Construyendo un nuevo muro: el discurso del sheriff

Por lo menos confiesan sus verdaderos deseos, que hasta ahora son tan solo de ellos. Es que entre tanto consumo también cargan con las miserias de un discurso falaz que se monta sobre sus más fieles deseos. Oscuros deseos de discriminación disfrazados de 50 cuotas para el plasma. Sabrán estos infelices operadores de las más profundas alcahueteadas que jamás nadie ha reclamado por ese menú tan cicatero. Tan solo puede convivir en aquellas personas rancias de espíritu y negadoras de cualquier forma de solidaridad. Me pregunto: qué carajo les pasa con la sociedad que la escupen instintivamente? En que espejo miran sus vanidades de copetín? Sepan de una vez que quienes pagan el costo de esos lindos plasmas, chiches de importación  y autitos nuevos que seducen su angustiosa impotencia espiritual, son justamente aquellos quienes, a ustedes, señores afortunados, les gusta tanto señalar. Lo pagan así, como lo ves, reclamando por un techo donde sea y como sea. Pero a vos te molesta verlos porque lo que ves se parece tanto y tanto a tus miedos. Ellos pagan tus miedos sin salud, huyendo de tu policía. Y demasiado hacen por la tranquilidad de tu techo. Pagan sus impuestos, más que vos. Porque pesan sobre su sueldo más que sobre el tuyo. Se los cobra ese Estado al que llamas para que haga justicia, en cada litro de Santa Brígida de la que vos sospechas. Trabajan con su cuerpo, más que vos. Pesa, sobre su lomo, más que sobre el tuyo. No tienen la prepaga que vos pagas porque vos les dijiste que los pobres vayan a hospitales pobres. Ya no les duele tanto el cuerpo como declama el tuyo. Saben que no tienen escucha. Tu sheriff sabe pararse en la puerta de la guardia hospitalaria aunque vos estés en la clínica de enfrente. Como te gusta sentirte otro, un pelotudo grandote pero diferente! Ellos no mandan a sus hijos a los colegios privados para que sus chicos pobres no jueguen en los recreos que juegan tus hijos. Y como te gusta ese patio ordenadito! Mirás de reojo quien está en la plaza del barrio, para ver si llevas a tu hijo. Preferís que los otros jueguen en los yuyos del Indoamericano. En el patio de atrás abandonado, a espaldas del que juegan tus hijos. Tu gentileza te abruma cuando invitas a sus mamás a que limpien tu casa. En el mejor de los casos le pagas un aguinaldo compartido. Le pedís hasta que te planchen las medias. Que te cambien las sábanas, que sean considerados. Mientras vas viendo como se dirime tu presunta vida de señora. O salís cumplidor a pecho erguido a lavar el auto el domingo. Que bien portas esa manguera!  A vos y a ellos, el Estado les paga el transporte, el más económico de Latinoamérica. Los impuestos que tan ciudadana te hacen sentir te los subsidia también el Estado: a vos más que a ellos, claro. Porque son tus servicios más que los de ellos. No seas presumida, si no lo charlas en tu sesión semanal al menos hacelo en la peluquería de sábado. Ahora, sincerate rubia: si querés todo ello que reclamas acercate a la olla que el guiso alcanza para todos. Y tráete un abriguito que la brisa sí que se caga en tus distinciones.    

jueves, 16 de diciembre de 2010

Más sobre el Indoamericano: cada chico juega en el parque que se merece

En la página del Gobierno de la Ciudad aparece una encuesta sobre el Parque Indoamericano realizada en el año 2005. Allí se presentan las principales expectativas y demandas de “los vecinos” sobre el mismo.
Algunas de los puntos salientes de dicho INFORME son:

  • 2/3 de los encuestados fuera del parque no es usuaria del PI (nunca lo utilizó). Sin embargo, en caso de mejorar su situación el 83% manifestó que lo podría llegar a utilizar.
  • Expresan no ir al PI por los siguientes motivos: 1) Por la inseguridad; 2) Porque les queda lejos o a trasmano aludiendo a la falta de transportes o a que usan otros parques; 3) Falta de servicios o actividades programadas; 4) Un ambiente que no le gusta / que no es de su agrado; 5) Descuidado, sin buena limpieza, sin parquización.
  • Las actividades que les gustaría poder hacer son (en orden de mención): 1)Actividades para los chicos incluyendo juegos infantiles; 2) Actividades recreativas o culturales; 3) Deportes para toda la familia; 4) Correr o caminar; 5) Ciclismo; 6) Picnic o asados.
Sobre el último punto: nada de ello en el PI. El Estado no vino.
Aquí las fotos que en el informe se publicaban. Más abajo las otras, las de la sorpresa de un parque ocupado donde "nuestros chicos iban a jugar". Las actuales que los medios se ocuparon de multiplicar, las que a muchos le permitieron conocer el PI. El del sur de la ciudad.




 

Noticias del Sur

Salió el IV Informe de Coyuntura Suramericana

Salud campeón!

De local y visitante!

Sin título

River es de los pocos equipos que venden más entradas de local que de visitante.

River volvió a ser el que más entradas vendió en el Apertura y le ganó por afano a Boca. Es una tendencia que se repite por cuarto torneo seguido. La mitad más...
Dijo Olé: "Cuando Matías Almeyda dijo que los hinchas de River “somos la mitad más uno”, se quedó corto. Muy corto. Porque la diferencia con Boca en las tribunas es mucho más amplia. Los números que dio a conocer ayer el Departamento de Valores de la AFA son contundentes. Como ya había sucedido en los últimos tres torneos locales, River fue, por afano, el club que más entradas vendió en el Apertura 2010: 232.570. Mientras que la gente de Boca compró 118.006. El lunes, en la cancha de Lanús, se escuchó el clásico “somos locales otra vez”. Y en esta ocasión el cantito de la popular refleja la realidad. Cuando el equipo de Cappa y luego de Jota Jota López jugó en el Monumental, se vendieron 138.084 entradas generales, más del triple que en la Bombonera (44.195). Lo que hay que tener en cuenta en este caso es que Boca no expende muchos tickets debido a que los socios (ingresan sólo con el carnet al día, igual que en River) ocupan la mayor parte de la capacidad de las cabeceras. En cambio, de visitante no hay excusa que valga. Y a ese superclásico también lo ganó River: 79.919 (entre populares y plateas) contra 66.414.
Esta tendencia ya lleva años. De hecho, River superó a Boca en la venta de entradas en siete de los últimos nueve torneos. Sólo vendió menos que su clásico rival en el Apertura 08 (el equipo dirigido por Ischia ganó el título) y el Apertura 07 (campeón Independiente). Claro que si la diferencia es enorme con Boca, con el resto de los grandes es sideral".

lunes, 13 de diciembre de 2010

Villa Soldati: nuestros poderes más oscuros


Una vez más obligados a pensar en una realidad que produce tan terribles irrupciones como las de Villa Soldati. Que pena tan grande que de nuevo la furia de los hechos nos recague a patadas en el culo y nos siente a pensar. O nos recague a patadas en el culo para que nos dejemos de tanto soltar interpretaciones “políticas” a problemáticas complejas y graves. ¿Qué hacemos con situaciones como la de estos días? ¿seguimos sumando porotos en torno a las interminables pulseadas políticas de la Argentina actual o entendemos que muchos de los límites de las acciones políticas están caducos, prontos a ser superados? Si la Argentina, si su gobierno nacional puede golpearse el pecho y soltar una lista interminable de logros, el Estado Nacional en el cual se resuelve tal gobierno, sigue estando flaco, flaquísimo (también es un fenómeno que excede a la Argentina). Un estado insuficiente para tales discusiones. No me quiero detener en el Gobierno de la Ciudad, la cara más estrepitosa de los resabios de la dolorosa Argentina que no se quiere morir, justamente en un año de interminables luchas en busca de rematarla. Es la resistencia operativa del neoliberalismo, su brazo visible. Me pregunto, a los que nos decimos kirchneristas: ¿estamos en condiciones de dejarnos de joder con los peros y comprender que la lucha por enterrar al neoliberalismo nos permite, en estos momentos, revalidar las apuestas? Que con la argumentación de Aníbal Fernández en torno a los  “convidados de piedra” ahora no alcanza. Ya habrá momento para esa explicación que por cierto es necesaria. Pero en nombre de la recomposición del Estado, de su presencia activa y su necesaria dotación de recursos (técnicos, económicos, políticos, ideológicos y simbólicos): o nos hacemos cargo de las batallas por dar, las que definitivamente nos conduzcan a los más profundos resabios del desamparo de los últimos cuarenta años, o jugamos juegos ajenos frente a “oportunidades” tan dolorosas como la de Villa Soldati. Que se entienda: comparto los argumentos del gobierno nacional, no comparto la necesidad de tanto argumento cuando las papas que queman enseñan algo más que las formas en que se nos convoca a pensar los problemas, sobre todo desde la corporación mediática. Y de la política surfeando con sus reglas. Corporación tan responsable por lo sucedido –por los modos abastecer con su relato la miserable precipitación de las urgencias- como lo son sus provocadores más inmediatos (los cuales venimos viendo en los últimos tres meses como nos muestran esos resquicios por donde el Estado aún flaquea). Si el gobierno entendió la gravedad del asunto mediante la creación de un nuevo Ministerio, ¿podemos empezar a decir que esos provocadores tienen plena potestad para montarse sobre estructuras caducas? Porque de lo contrario esas estructuras seguirán dando silenciosa batalla frente a un Estado que irremediablente va a tender a buscarles su delicado lugar. Hay momentos que la crudeza de las imágenes hacen trizas cualquier esbozo especular. Y entiendo las razones, los tiempos, el imaginario y el motor de la política. Pero no es posible abonarlo siempre. Sabemos de la lógica punteril, de la historia de esas lógicas; sabemos de los intereses y los repudiamos hasta el cansancio. Lo que también sabemos es que contamos con algo de margen para subir la apuesta ante tanta consecuencia trágica. Porque además tenemos la exigencia moral e intelectual de hacerlo, aun si no contásemos con ese margen. Argentina tiene una saliente oportunidad para seguir repensándose, para dejarse de joder cada tanto con tanto artilugio politiquero. Sé que estos planteos no se llevan del todo bien con el campo político. Por eso siempre me enojaron. Pero también  que ese campo es una maquina interminable de cerrar sentidos y reconstruirse, redefinirse permanentemente bajo sus propios axiomas. Necesitamos darle cuerpo a un Estado que otorgue silenciosa contención y protección a los más desprotegidos. Una sociedad que también integre a las “minorías” populares más allá de los derechos formales. Una crítica que me cabe, cuando con el amparo de los resortes más tenebrosamente represivos de nuestra sociedad, fueron asesinadas cuatro personas.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Cuando Morales Solá no tenía miedo

Sobre "Operativo Independencia", Morales Solá y la dictadura.
En Miradas al Sur del domingo

Nota relacionadísima: Cita en el Florida Garden

Uno de los ejemplos más notables de los últimos tiempos para repensar nuestra historia reciente. Y desde ahí las luchas actuales, en ese cosmos donde la historia se hace carne, a su modo complejo. A los que sentimos esa necesidad de trabajar esa historia que se reconfigura permanentemente al pulso de nuestras luchas actuales, estas noticias no dejan de sorprendernos por su notable realidad. Salirse de los documentos epocales, sumergirse en estos episodios que conforman nuestra cotidianidad, volver a los documentos, encontrarlos distintos. Sentirnos más consustanciados con ellos. Ponerle fotos, darle la entidad de la imagen. Otorgarle el lugar en una historia que nos sigue teniendo presentes. Que se escribe con esos documentos pero sin embargo, las más de las veces, sin atenderlos con seriedad.   

Si Clarin fuera un diario oficialista

En Los huevos y las ideas

jueves, 2 de diciembre de 2010

El diario íntimo del imperio

Que loco esto de sacar los cablecitos al sol. Que rareza esta muestra del imperio. Decididamente otra forma de fortaleza: mostrar como signo de poder lo que antes se ocultaba. Cambiar vulnerabilidad por muestra de realidad. Lo real porque recobra su cuerpo. El acto definitivo sin más ocultamientos. Te sacudo el poder ante el permiso concedido por los acreedores de la palabra. Todo un cambio de reglas de juego que hará que pensar. Un cambio que de algún modo ha sabido imponer tanto formato reality. Apelando a nuestra predisposición vouyerista tan bien alimentada. La lectura de los cables como parte del sistema que los promueve. La colaboración de quienes aparecen en esos cables, para, de alguna manera –en el caso argentino- conformar su relato. Y luego analizarlos sin más crítica que el propio provecho político de los mismos. Mundo de locos que muestra sus cables y que nada cambia porque nos encuentra a todos en el relato que ellos conforman. Entonces nos suspende descolocados. Independientemente de cualquier sospecha de opereta política yanki, la escena de los cables trasparenta lo que funciona oculto pero se sabe, se supo siempre. Porque lo novedoso no es sino el hecho que se muestre lo que todos sabemos, pero que de todos modos nos impacte su mostración. Siempre nos gana de mano marcando las cartas antes que sepamos de ellas. Nos invita, no nos deja afuera. Ganamos realidad ante otra suprema muestra de la Unidad del mundo de la política, expuesta en el diario íntimo del imperio. A diferencia de la procura frankfurtiana,  dudo de lo calculado y de lo planificado. De los que no lo hago es de sus inmediatos escuchas, bobos reproductores al pie de los menús del imperio. La de los estúpidos de la rueda que han hecho de intereses ajenos defensas propias. Seguimos pensando en la ley de medios: en los cables aparecen “los grandes diarios argentinos” y sus soldados. Sus soldados son los que confirman la estructura, la infalibilidad del andamiaje.  

martes, 30 de noviembre de 2010

La entrevista al Indio Solari, más allá de las definiciones

Escuché toda la entrevista. Lo noté incomodo al Indio en gran parte de la misma, sobre todo en la primera. Pergolini que es un fastidio, no conoce los silencios. No deja andar las formas que el lenguaje encuentra en un indio que además de todo estaba poco descansado, y molesto. Después se le fue pasando. Supongo que entre tanda y tanda, entre canción y canción se lo habrá hecho saber. Alguna que otra vez se lo hizo saber al aire. Cuando comentó que no creía en la psicología, o en los psicólogos, o algo semejante -todo a raíz de sus fobias hoy mencionadas unas cuantas veces- con Adri (psicóloga ella) nos miramos algo confundidos. No creo que el indio crea ello. Lo he leído al respecto del psicoanálisis de otras formas. Supongo, me animo decir, que no tenía más ganas de darle entidad a los atributos de sus fobias, cuando el conductor se metía por donde se olvidaba que incomodaba. Siempre supuse que, un Indio que lo pretende controlar todo, cada tanto se incomoda con aquella que en su verba se le escurre. Cada tanto se preguntaba “como llegamos a esto”... mirando en su pasar algunas cosas dichas, algunas queriéndolas desconocer. Siempre en todo aquello donde lo que se busca también es la perfección, surgen lugares para las fobias. Creo. Pero capaz que no. Hubo algunos pasajes más jugosos que otros. En muchos medios ya se resaltaron sus definiciones políticas. No dudo de ellas. Solo que creo que el indio intentó decir algo menos de lo que finalmente iba a decir.  Inmediatamente también, invocado por el conductor, dijo algo así como que estaba diciendo con cierta inocencia lo que luego se utilizaría de modos varios. El conductor daba a entender que lo que se intentaría utilizar de esos modos  -por el oficialismo- era al propio indio. Siempre un Pergolini muy apresurado. De todos modos, el indio manejaba para entonces un lenguaje un tanto despreocupado al respecto: "yo no manejo muy bien esas cosas"... Pero ya había dejado en claro sus definiciones sobre este tiempo político. Ya había hablado de Néstor. Y de los cojones de Cristina. Por otros momentos escuché a un Indio que aunque cansado, sereno. Con los mismo anhelos de siempre, pero con los modos de estos años. Un indio menos precipitado que el que consumimos en aquellos años precipitados. El conductor no estuvo a la altura de indagar sobre aquellos y estos años. No supo conducir el espacio que podía regalarle el tamaño del entrevistado, en el momento del entrevistado. Quizá, también supuse, no hubo una reflexión social (al margen de la política, por las carencias del conductor). Lamenté que esta vez también sea él quien le haga la entrevista. Porque de música tampoco indagó lo suficiente. El indio explicó de algún modo el encuentro, expresando cuidar ciertas relaciones que en el tiempo han resultado de afinidad. Y agradeció al medio -rock & pop-, más allá de quienes sean sus protagonistas.  

viernes, 26 de noviembre de 2010

Se sancionó la Nueva Ley de Salud Mental. ¿Cambio de paradigma?

Según nos informa PDI, sus principales ejes:

  • Establece que el 10 % del presupuesto de Salud sea destinado a la Salud Mental
  • Que se deje de practicar la vulneración de los derechos humanos en los manicomios, que estos devengan centros de atención de salud y no de encierro.
  • Que sea una ley de Salud Mental, no una ley para la enfermedad mental. Estoy implica que sea pensada para toda la población y no solo para aquellos que han sido captados por el sistema de encierro.
  • Repensar el perfil profesional: impone la necesidad de reformular el campo de la formación profesional para que entre otros saberes los profesionales de la salud conozcan los derechos de los pacientes, evitando que la formación se limite a enseñar a los profesionales a trabajar en el mercado.
  • Propone la desmanicomialización: Prohibición de habilitar nuevos hospitales monovalentes de internación tanto públicos como privados. Los actuales hospitales a su vez deberán adaptarse a lo que dice la ley hasta su sustitución definitiva.
  • Propone también la desjudialización: Implica desnaturalizar la participación del Poder Judicial en el campo de la salud mental. Si bien esta participación en parte es necesaria, claramente el sistema judicial ha asumido el rol de determinar estrategias y políticas terapéuticas, subvirtió su rol. La nueva ley propone dos cambios:
  • - Por un lado que los jueces no puedan ordenar internaciones. Solo podrán autorizar o no la orden de internación que parte de los equipos interdisciplinarios de salud. Debemos diferenciar a su vez aquellos profesionales que trabajan dentro del sistema judicial, de los que trabajan en el sistema de salud. A estos últimos corresponde la orden de internación.
  • - En relación a las externaciones. Una de las razones por las que cuesta dar las altas es además de la cuestión social la falta de respuesta del Poder Judicial cuando se pide su autorización. Por lo tanto esta ley propone que las altas sean facultad exclusiva del grupo de salud sin requerir la autorización del juez. Su negativa para las altas se debe a que muchas veces el sistema judicial es victima del temor a la cuestión de la inseguridad, poseen el prejuicio de los “pacientes peligrosos”.
  • La democratización del campo de la Salud Mental, esto implica que los equipos de salud sean horizontales e interdisciplinarios en lo que respecta a las decisiones, a la vez que propone la necesidad de incluir a los pacientes en la toma de las mismas.
La atención al campo de la salud mental en la Argentina resulta una real e invisibilizada asignatura pendiente, ojalá puedan empezar a darse los pasos necesarios para cambiar tanta desatención. Ojalá!

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Leer lo que lee Sarlo

Desde hace un tiempo que leía a Sarlo con la esperanza de -más allá de saber a priori que no iba a coincidir prácticamente en nada- encontrar otra punta para repensar alguna cosa que uno del todo no veía, en la urgencia por desarrollar un punto de vista. Lógicamente, el de uno. En Sarlo entonces, podían aparecer esos elementos para entender aún más a quien analizaba la política desde algún balcón de un piso alto de una aseñorada avenida de espaldas a una enorme, pulcra y reluciente biblioteca. A veces más de espaldas que otras. Y también para tener más elementos para construir sus escuchas, los complejos sujetos de sus deseos políticos.
Desde hace menos tiempo, abandoné ese ejercicio. Desde que siento que no le habla a más nada que a las calcinas gradas de La Nación, sin más interés que advertirlos del pulso ordinario y sobre todo del extraordinario de la cosa política. Hoy me encuentro con uno de esos extraordinarios, ahora cuando leo cosas  tales como que los intelectuales ya son para el kirchnerismo su tierra fértil. Ahora son. "El kirchnerismo intervino, creo que sin demasiada conciencia de lo que estaba haciendo, en esa batalla cultural. Néstor Kirchner no era un político interesado en ganarla, hasta que descubrió que esa victoria era importante porque se trataba de gente dispuesta a llevar su línea a los medios...". De la inexistencia a la noticia!, dice Lucas, (quizá sea el rasgo positivo, aunque sospecho que baja la guardia porque dando entidad, ella como tantos, también han de reconstruir la suya). Pero mientras tanto las cosas pasan. Y vaya si pasaron en estos años. No soy tan optimista como el ingeniero. Creo que a esta altura, si no apela al reconocimiento se queda sin discusión.   

martes, 23 de noviembre de 2010

domingo, 21 de noviembre de 2010

Que rareza este futuro

Seguimos sintiendo. Amaneciendo. Repercutidos por las cosas que en vez de pasarnos se quedan con nosotros. Nos dicen cuanto se proponen decirnos. Escuchamos lo que podemos. Vienen siendo días de los que no pasan, se quedan. Uno, que acostumbrado a que sigan camino, no sabe que hacer con ellos. Leo el diario en papel, con los digitales me viene pasando que los leo cansado, con las mismas ganas que voy a la oficina. Por eso los suspendí, por unos días. He tomado una decisión: leer tan solo lo que ante mis ojos me despierte. Me arranque del destemple de un monitor despreocupado. Se me ocurre una cosa: no me gusta la imagen de verme frente a un monitor. Últimamente, ando a disgusto con sus imágenes, intensas por jodidas, que han cobrado ante mí la estupenda autoridad que les da saber hacer daño. Sigo con la selección del diario. Hoy leí una nota sobre Tandil: Sigo pegado, pensando en ello. Pensando que estoy invitado a hacerlo porque por allí hay algo que me espera. Tengo necesidad de estar por ahí, aunque soy bastante vago. Lo estoy bastante. También una nota ilustrativa sobre la Vuelta de Obligado, denominado "La vuelta de la soberanía": http://sur.elargentino.com/notas/la-vuelta-de-la-soberania. Me gusta que cobren importancia este tipo de episodios, que sean también aquellos que nos definan. Que empiecen a serlo. En la nota sobre el Indio en Tandil comienzo a suponer que pasan cosas similares. Lástima que no encontré su edición digital para compartirla. Supongo que lo que sucede con estas cosas es que por empezar a definirnos en este tiempo, nos redefinen en aquellos. Nos sueltan allí, en el lugar del que vinimos. Estas son las continuidades pasadas que me agradan. Son las que irremediablemente nos convocan a decirnos cómo nos vemos siendo, sin dejar de atender cómo nos dijimos que fuimos. Cómo y cómo, tanto antes, tanto ahora. Cómo sus nexos, cuáles. Cómo nos construimos en nuestra cotidianidad en disputa, aquel relato que nos conduce desde allí hasta ahora. Son los cómo que me digo para la política. Y para la historia. En estos días hablé con más de uno sobre el suponer que en los recitales del Indio y de los redondos antes, se deja ver, desordenadamente, entre líneas y no tanto, las estridencias de cada tiempo social, político. Cada tiempo nuestro. Desde la puesta en escena hasta las formas en que la gente disfruta con el espectáculo. Las formas de la libertad. Sus posibilidades. De nuevo las formas, las de este presente, las que han hecho carne, han encontrado un lindo cuerpo a lo explosivo de algún tiempo. Lo mismo con la política, con sus jóvenes. Lindo cuerpo aunque no todo cuerpo. Hay acto aún disímil, pero con un pulso que me gusta. Que me tiene en su interior, como a otros tantos. Seguiré pensando en este tiempo y en aquellos. En la política, en el rock. En las amenazas cotidianas que soplan con tanta gana. Que empujan, que invitan a despertarme provocado y decidido. Paciente, cómo sino. Pero pescando las imágenes de este tiempo. Si no van a pasar, entonces las guardo.           

lunes, 15 de noviembre de 2010

Sueños desnudos

Que fin de semana! No hubo ni dados redondos ni chances torcidas. Dormimos poco y mal. Dormimos soñando tanto. Viajamos, nos perdimos irremediablemente. Nos reímos. Nos encontramos en una ciudad que fue nueva y nuestra. Supongo que situaciones como las de Tandil de este sábado son propicias para verse, uno, siempre, estando y siendo. En ese suspenso que sabe decirnos tanto de nosotros. Que no deja de hablar. Suspendidos de lo ordinario, sin ganas de saber de que se trata. Viviendo el segundo. Como esos momentos que duran lo que tienen que durar. Porque son de ese modo. Excepciones de los hábitos. Son el vuelto del orden. La parte magra del confort. La reserva que uno esconde y guarda imperiosamente para estas ocasiones. Pero como la pierde de vista no sabe cuanto guarda ni para qué ocasiones. Hasta que lloramos porque nos llega esa emoción que nos hace acordar en que pensábamos cuando la guardamos. Qué queríamos ser. Qué somos. Qué queremos y no que creemos. Esos días que se parecen a la libertad. De grietas. De sentidos, todos. De angustias vivas. De resurrecciones. De aguas feroces y festivas, decididas. El show del indio me excedió.  Me perdió en la figura de un lugar amorfo y sin conocidas armas de contención. Otro signo de libertad. Falta de referencias pre-construidas. Un campo enorme. Enorme de gente que trazaron sus formas y entonces sus formas de contención, desesperadas. Como podían. Frágiles pero libres.  Como pudimos. Lindas. Vivas. Provocando que pase lo que tenía que pasar. Fingimos ser seres enteramente felices. Lo vimos al indio en su enorme expresión. Que animal! Sin más melancolía que las propias que vienen con los ricos tragos. Uno tras otro. Que bueno que haya ocasiones que nos exijan esa feclidad. Que raro. En ese estado de cortesía que dan esos momentos cuando todo se ha transformado. Todo es lo que no es. O sea, sujetadas en un tiempo que las cosas son. Y somos con ellas: frágiles y felices. Viejos muertos que se encuentran volviendo a la vida. Somos emociones que caminan a encontrase con otras, en calles que aunque lentas pueden disfrutarse. Porque pueden padecerse. Porque hay menos filtros que en los días de oficina. Hay más coraje. Con dolor también pueden disfrutarse las calles oscuras. Por desnudos expuestos. Por nuestra apasionada historia puesta en acto. Encontrando amores nuestros. Así, irruptivo, feroz, festivo, callado. Mirando por nuestras ventanas con los cerrojos en las manos. Mirando los cerrojos. Riendo. Mirándolos de nuevo. Andando en la ruta. Y fijando la vista cuando nos habíamos propuesto otros desafíos. Pensando en tanto. Con ganas de sueño. Sin luces. Echando de menos mucho. Pensando en la eternidad: esa palabra que no tiene meritos para estar en nuestro diccionario. Porque no tiene entidad sin Dios. Y Juan dormía derretido en el asiento. Gretel, ibas y venías. No hacía falta que despiertes. Descansá. Y Fer que le hablaba al silencio. Los dos hablamos a la noche. Escuchando su voz. y mirando sus guiños. Y la voz de León. Volanteando sorpresas en cámara lenta. Sintiéndome de bajo del agua, asomando la cabeza de tanto en tanto. Por suerte fue bajando el agua y no tuvimos que hacer tanto esfuerzo por asomarnos. Cada vez más espesos. Pensantes en el aire. Ausentes cada tanto. Buscando aquel sitio de los sueños. Supe que en esa oscuridad silenciada de la noche no podía pasar nada malo, sabíamos que auque oscuro el sol no había muerto.
Vuelvo cansado. Preocupado por lo de todos los días. Me guardo algo de reserva. Me digo donde. Trato de decirme para qué. No hago gran esfuerzo por ello. Desconfío que me acuerde. Aunque no me seduce la idea, sé que espero una próxima ocasión para acordarme. En marzo, eso sí lo sé, volveré a fingir como el sábado. 

jueves, 11 de noviembre de 2010

Creímos

Una mirada. Los que llegamos a sentirnos kirchneristas supímonos parte de los días que la política recobraba su lugar y que nosotros nos hacíamos un lugar en ella para, entusiasmados, defenderla. Porque creíamos. Porque decidimos creer. Y ello, sobre todo después del 2001, era toda una definición ante una izquierda que permanecía incurriendo en días completos de ajenidades. Lugares comunes para una época que empezaba a reclamar posiciones tomadas. Cuando desde el 2003 supimos que la política nos requería, algunos sentimos extrañeza e ilusión. De a poco fuimos perdiendo la primera y sintiendo afinidad por la segunda. Algunos, supongo, que no podían sentir afinidad, no salieron nunca de la extrañeza, del descrédito, de las certezas destructivas y de las críticas incapaces. Hasta los primeros meses del 2003, milité en un partido de izquierda que se autodeterminó lapidar un incipiente pero nada despreciable capital político, sobre todo en tiempo que esos capitales eran un tanto laxos. Electorales. Pero siendo un partido de izquierda que comenzaba a ser un emergente del descrédito generalizado de la política, no podía cometer tal irresponsabilidad. Eso pensaba cuando me fui, desilusionado, a pocos días de intentar entender lo inentendible. Casi me escapé. Ese partido, que como alguna vez se dijo, clandestinizó no solo a sus electores sino además a sus militantes, por no coincidir con la línea extrañamente (en ellos, claro) “verticalista”, se automarginó de la escena de la política cuando decidió lo que decidió sobre dos hechos sustanciales para la vida política argentina. Por un lado, dándole el visto bueno al avance del macrismo en la Ciudad de Buenos Aires, retirándose de las definiciones, quitándole importancia a lo que se ponía en juego una vez situado a un lado del mismo, en una segunda vuelta que, de todos modos, Ibarra logró ganar. Por el otro, y más grave, absteniéndose a votar sobre un hecho que afortunadamente marcaría toda una época: la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Ya para entonces, toda una secuencia de definiciones. Esa izquierda y otras tantas, tuvieron, en el transcurso del tiempo que lidiar con los lugares que ocupaban —y los que compartían— con los enemigos históricos de los intereses de la nación. Enhebraron mil argumentos, pero nunca, a diferencia de muchos de sus militantes, salieron de allí.

sábado, 16 de octubre de 2010

Después del acto en River


Suponiendo que nos podamos decir algo distinto sobre la realidad que nos decimos nueva. Suponiendo que la historia realmente nos proponga decirnos algo de aquello que aún no nos hemos sabido decir. Suponiendo que propios y ajenos sepan al respecto que se trata de otra cosa. Suponiendo que las realidades cuando se encaprichan cruzadas se saben de sobra irreconocibles. Suponiendo que ante distancias conocidas fluyen pensamientos serviles. Suponiendo que de tanto tirar la cuerda se tense y nos encuentre distintos. Suponiendo que la política que nos toca vivir por ser distinta nos tiene a la espera que le digamos algo distinto. Suponiendo que por deambular categorías envejecidas de sistemas pos muertos nos miremos extrañados. Suponiendo que nos bancamos el costo y nos dejamos de desvelar lo imposible. Suponiendo que nos digamos cuantas faltas. Suponiendo que nos miremos no tan ajenos en una continuidad que pasamos de largo. Suponiendo que de esos mitos cerrados de la historia, que tanto nos gusta rescatar, construyamos una historia abierta. Suponiendo que de hacerlo lo hagamos a pesar de ella y con otros nombres.